Mensaje especial a todas las madres en su día
En este día, extiendo un abrazo de admiración para todas las madres en Puerto Rico, las que lo son por derecho de sangre, las que lo son por el derecho que concede el amor. En nuestra cultura la madre es ancla fundamental. Hoy le rendimos a ellas, a la propia aunque esté ausente y a las que nos quieren como a hijos de su corazón, el homenaje del agradecimiento.
Quiero mencionar a dos madres muy importantes en mi vida: mi madre, María de los Ángeles, y mi esposa Wilma. La primera, porque nos encaminó con rectitud y principios -a mis hermanos y a mí- a ser hombres y mujeres comprometidos con el País. A Wilma, porque con su respaldo y amor, brinda –a mí y a nuestros tres hijos- continuos ejemplos de bondad y respeto al semejante. A las dos porque me enseñan todos los días el don de la familia.
Madres, abuelas, tías, madrinas, cuidan nuestros primeros pasos, aplauden nuestros triunfos y nos consuelan cuando algo no sale bien, son las que no duermen cuando enfermamos, las que nos consienten con el platillo especial. A los hijos, nietos, ahijados, les pido que cuiden a todas sus mamás y las valoren como mujeres y como trabajadoras. Aprecien sus sacrificios y desvelos. Regalen a cada una en este día su determinación de ser mejores personas y ciudadanos. Que la familia grande de esta isla vea sonreír a todas las madres porque hay un Puerto Rico más amable y justo.
Felicidades a todas las madres que ayudan a forjar un mejor país en sus hogares, en sus puestos de trabajo, en su compromiso con la comunidad. Luchar en contra de la violencia familiar, del discrimen por género, sacar a las familias de la pobreza, garantizar el disfrute de los derechos humanos es el regalo más perdurable que un pueblo agradecido puede ofrecerle a todas sus mamás. Por eso trabajamos.
¡Que Dios bendiga a todas nuestras Madres!