Feliz día de los padres
Todos los días renuevo mi promesa de ofrecer el mejor ejemplo para mis tres mayores tesoros: mis hijos, Ana Patricia, Juan Pablo y Diego Alejandro. No es fácil ser padre pero las recompensas son invaluables. La sonrisa de un hijo cuando anota un canasto en el juego de baloncesto, el pensamiento que te regala una hija cuando te ve preocupado, los primeros balbuceos de tu recién nacido, son momentos de plenitud para todo padre.
Hay otros momentos –que exigen más de ti- padre puertorriqueño que celebras hoy el privilegio de la paternidad, la de sangre, la del amor. Cuando velas al hijo que requiere cuido, cuando trabajas para que no le falte lo esencial a tu familia, cuando educas con optimismo sobre las oportunidades pero también con firmeza sobre los deberes. Ahí te pruebas, no porque eres el más fuerte sino porque eres el más generoso y el más responsable. Porque el valor de un padre reside en su capacidad de proteger y encaminar por buenas rutas.
Recientemente perdimos a un padre puertorriqueño, Jorge Toledo Vélez, rescatista de vocación, en su empeño de salvar la vida de sus hijos. Mi más solidario abrazo a su familia y nuestro reconocimiento por esa lección suprema de amor.
El ejemplo de un buen padre es la mejor herencia. De mi padre, Luis Gerardo García Sánchez, aprendí la honra del trabajo para levantar a una familia de seis hijos junto a mi madre. De mis abuelos, el valor de servir y una lección que nunca olvido: que los principios no se negocian; son valores que necesitamos para que nuestras vidas tengan pleno significado.
Hoy en nuestro día, quiero extender a todos los padres en Puerto Rico- los que lo son de sangre, los que lo son por el vínculo del amor- una invitación a que seamos cada día mejores padres y mejores ciudadanos. Fomenten en sus hijos el respeto a los demás, la solidaridad y la estima propia. Así se fortalecen las familias; así se engrandece nuestro país. A los mentores y maestros que encaminan a nuestros jóvenes vaya también mi saludo porque no sólo en el hogar se es padre; también en la cancha, en el salón de clase; en la iglesia.
A nombre mío, de mi esposa Wilma, y de mis hijos, gracias por todos los esfuerzos que hacen como padres de los niños y jóvenes de Puerto Rico.
¡Dios los bendiga siempre!
Alejandro García Padilla
Gobernador del Estado Libre Asociado de Puerto Rico